Otto Nordenskjöld (a la derecha) con José María Sobral |
Los
Congresos Geográficos Internacionales de Londres (1895) y Berlín (1899)
estimularon la realización de una gran expedición internacional en la
Antártida.
En
ese marco, Argentina se encargaría de la instalación de un observatorio
magnético y meteorológico en la Tierra del Fuego para apoyo de la expedición
antártica internacional.
El
geólogo sueco y experto polar, Otto Nordenskjöld, organizó una expedición
particular para investigación en la península antártica. La expedición fue
apoyada por Argentina que le proveyó víveres y provisiones, a cambio que
admitieran a que se sume al grupo, un representante del gobierno
nacional.
El
elegido fue el Alférez de Navío, José María Sobral, joven que actuaría como
observador meteorológico.
En
febrero de 1902, Nordenskjöld, Sobral y cuatro compañeros desembarcaron
del navío “Antartic” en la isla Cerro Nevado, muy cerca de la actual Base
Marambio, donde armaron una casilla de madera prefabricada en Suecia.
Zona del campamento de invierno |
Entre
las tareas desarrolladas, el grupo realizó una expedición hasta las
proximidades del Círculo Polar Antártico. Durante esta excursión los
expedicionarios caminaron más de 600 kilómetros en territorios desconocidos por
el hombre. En tanto, el buque “Antartic” había partido rumbo a las Orcadas,
pero no pudo regresar a buscarlos debido a los hielos.
La
expedición polar, quedó aislada en la Antártida durante dos años; y finalmente
en noviembre de 1903, fue rescatada por la corbeta “ARA Uruguay”, con 22 hombres
al mando de Julián Irízar.
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